16.3.09

Dulce depresión

Cuando creemos que tenemos todo bajo control, que estamos felices con nosotros mismos y con nuestro estado civil... divinamente solteras, se le ocurre al bendito mes del carnaval, termino del verano y comienzo de año, regalarnos un detestable sábado lluvioso. Con todo lo que implica la lluvia para un forzado estado de pseudo felicidad. Y es allí cuando con urgencia recurrimos a la primera amiga que comparte nuestro estado y automáticamente y sin meditarlo, corremos en busca de snacks y dulces para saciar nuestras angustias pasajeras. Nos postramos frente al televisor en busca de alguna peli que refleje la antítesis de nuestros sentimientos y reímos falsamente de cualquier chiste banal, llenas de migas de galletitas y con aceite aún en nuestras manos de las papas devoradas. La dulzura de alguna bebida y el humo de nuestro cigarros de a poco calmaran las ansiedades y cuando ya nos olvidemos de nuestros malestares... volveremos a sentirnos felices de la vida que deseamos y llevamos. Mal de muchos consuelo de tontos... pero... ¿Es demasiado anormal?

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